Dios, Su Valiant, Yo y Un Perro
Ejercicio de cuento
improvisado en la universidad
Un día, mientras caminaba
cargado de ideas oscuras, me encontré a Dios cambiando la llanta de un Valiant ’73.
Me acerqué a él y le increpé: “¿Pero qué haces tú cambiando la llanta de un
vejestorio como este? ¿No tienes acaso un universo qué gobernar? ¡Esto es
absurdo! ¡Ridículo! Como si no tuviera ya suficiente escombro en la cabeza,
ahora tengo que tratar de entender qué carajos hace Dios cambiándole la llanta
a un armatoste viejo y oxidado como este. ¿Qué sigue? ¿Un perro vendrá y me
saludará con una sonrisa? ¡Esto es absurdo! ¡Ridículo!”.
Yo seguía ahí, entre
aspavientos y reclamos, mientras Dios, serenamente, terminó su quehacer. Llanta
montada, herramientas guardadas. Dios, sin decirme una sola palabra, me sonrió
al tiempo que abría la puerta del Valiant ’73. Se subió al automóvil, lo
encendió y arrancó.
Mientras se alejaba, a la
distancia, podría jurar que vi a un perro saludándome con una sonrisa del
tamaño de una casa.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home